Descubriendo la Marisma
Una mañana de sábado invernal, aunque ya parece primavera, ¿será cosa del cambio climático?, partimos ni muy temprano ni muy tarde, a la hora justa, camino del caño del Guadiamar, ¡si ese rio que sirvió de desagüe en un desgraciado accidente que a punto estuvo de destrozar el parque!, dejamos atrás, Coria y la Puebla del Rio, avanzamos hacia la Dehesa de Abajo por una carretera titularidad de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, y la dejamos atrás, continuando hasta que la carretera gira a derecha y desciende, dando paso el asfalto a un camino de cemento que cruza el Guadiamar. Es ahí donde me decido a detenerme. Un muro de tierra separa el rio de los arrozales que en esta época son poco menos que un barrizal esperando ser sembrado de nuevo y al otro lado el Guadiamar, desbordado, inundándolo todo a su paso y formando una bonita marisma, combinando el azul del cielo reflejado en sus aguas con el marrón de los árboles y pastos aún secos, no olvidemos que e