Monte Perdido Extrem. Tercera Jornada























La Brecha de Rolando en todo su esplendor y un bonito cielo azul.

No era la más larga, ni la que más desnivel tenía, pero a buen seguro que fue la que nos brindó los contrastes de paisajes más espectaculares.
Ya la costumbre de la ruta se va imponiendo, te despiertan los más madrugadores, te das la vuelta y a dormir de nuevo, hasta que ya se comienza a notar el run run del personal que se está levantando, el trasiego de montañeros arriba y abajo y llega el olorcillo reconfortante del café, así que nos incorporamos, miramos la hora, y a doblar la manta para el próximo usuario y a recoger la sabana saco, lavarse la cara para espabilar un poco y bajar al comedor /dormitorio del refugio de sarradets, a compartir un desayuno sencillo pero contundente, para tomar fuerzas para la jornada que comienza (algo de lo que poco después me arrepentiré).

Así, tras haber desayunado, reunido las pertenencias en la mochila y comprobar las provisiones de agua, comenzamos la ruta de la jornada, para comenzar un buen desnivel de unos 300 metros  y un kilómetro o kilómetro y medio aproximadamente de distancia, aproximadamente por una senda hasta llegar a la archiconocida "Brecha de Rolando",  el primer y único gran repecho del día,  pero cuya dureza casi me hace vomitar el desayuno anterior.  Tal repecho nada más comenzar se atraviesa un poco y hace que tardemos un poco más de lo habitual en  recorrer el el camino, que por cierto parecía una romería más que una travesía de montaña, pero la cosa cambiaría en poco tiempo.   Durante la ascensión y superada la loma inicial, llegamos a lo poco que queda del glacial del circo de Gavarnier, y es que el cambio climático está haciendo estragos.  Una vez llegamos a la brecha, su majestuosidad nos hace sentir más que pequeños de lo habitual, el viento sopla con mucha fuerza, siendo bastante incómodo y haciéndonos pasar bastante frío a pesar del sol que nos acompaña con fuerza.  Las vistas son espectaculares, a un lado Francia y al otro España a un lado verdes valles y al otro un paisaje cuasi lunar. 
La subida desde el refugio a la brecha y que hizo que el desayuno se me atragantase.
Lo poquito que queda del glaciar
El unico modo de salir con la brecha en una foto.
Gracias a un amable desconocido.
Aún quedaba un trecho por subir.
En la brecha (que carita Dios mío).
Virginia, como siempre animosa y feliz.
De nuevo en España.
Así tras disfrutar de las vistas y tomar las fotos de rigor, comenzamos el descenso hacia la parte española, descenso complicado, ya que no hay camino marcado, y las piedras de los derrumbes son enormes y con filos muy cortantes como pudimos comprobar de primera mano.  El  hecho de que no hubiera un camino marcado, las rutas que nos indicaron como atajos y y cierta confusión, hicieron que tuviéramos que confiar más que de costumbre en nuestro amigo el gps y otear el paisaje para ver por donde iban el resto de ruteros, cuyo numero por cierto disminuyo al cruzar la brecha. 

Aqui tras haber superado la escabrosa bajada.
Y así sorteando rocas con mucho cuidado y siguendo el mapa y el gps, completamos el descenso y tras una pequeña ascensión, llegamos a lo que es la "la cola" del cañon de ordesa,  una zona que recoge toda la nieve y agua que la encamina al cañon propiamente dicho. Una zona que en la fecha en la que pasamos parecía más bien una tundra, con un paisaje muy árido y casi lunar podría decirse,  con escasa o ninguna vegetación y en el que se escuchaba de fondo las llamadas de las marmotas y en el que se podría ver ocasionalmente volar algún buitre.
La brecha ya se queda atrás en el camino.
Ufff. ¡un descansito por favor¡
¿Seguro que esto es la tierra?

Así continuamos nuestra marcha por aproximadamente un par de horas, hasta que se comenzó a vislumbrar el Cañon de Ordesa en toda su magnitud y el refugio de Goriz se comenzó a ver en la lejanía, dejando a nuestra izquierda las laderas del Monte Perdido,  pero  aún nos quedaba un buen trecho hasta llegar al refugio.



Panoramica del Páramo
Otra Panorámica del Páramo.
Caminate, no hay camino, se hace camino al andar.




Ahí está el refucio. ¿cerquita no?
El Cañon de Ordesa.
Asi mientras el Cañon de Ordesa crecía al acercarnos, llegamos a Goriz,  meta de nuestra etapa.  Desde el lugar donde see encuentra el refugio, pudimos disfrutar de una vista magnifica del Cañon de Ordesa y de las sendas de que lo atraviesan, todo un anticipo de lo que estaba por llegar al día siguiente.  Aprovechando para descansar, retomar fuerzas y tomar una buena ducha de agua más que helada, pasamos la tarde decidiendo si continuábamos por la ruta al día siguiente por la Punta de las Olas o bajábamos al Cañon de Añisclo para desde allí subir al collado, esta última fue la opción elegida, pero eso es para la próxima entrega.   Otra cosa que nos llamó bastante la atención, fue que al comenzar a caer la tarde se inició una llegada masiva de excursionistas que subían desde Ordesa a Goriz, para acampar en sus alrededores,  y lo que eran unos tranquilos prados verdes, se convirtió en un camping improvisado (aunque permitido ya que todos los que subían y plantaban la tienda tenían que registrarse en el refugio).

Goriz y Monte Perdido.

Por cierto, la puesta de sol fue espectacular en Goriz.

Bonito,  ¿no?





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